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Cómo maximizar la recuperación después del entrenamiento a partir de los 40



Si tienes más de 40 y estás comprometida con tu salud, probablemente ya sabes que la constancia en el ejercicio es fundamental. Pero lo que quizás nadie te ha dicho con claridad es que entrenar todos los días sin descansar puede ser un obstáculo en lugar de una ayuda para tus objetivos.


Cuando llegamos a los 40 años, nuestros cuerpos tienen un ritmo ligeramente diferente al que tenían hace una década o dos. Los entrenamientos intensos aún pueden producir resultados increíbles, pero la forma en que nos recuperamos se vuelve cada vez más importante. La recuperación adecuada después del entrenamiento no se trata sólo de evitar el dolor; Se trata de asegurarte de que tu cuerpo pueda reconstruir músculos más fuertes y saludables sin contratiempos innecesarios.


Aquí te explico por qué el descanso no es un lujo, es una herramienta poderosa para transformar tu cuerpo y tu salud y te muestro cómo aprovechar al máximo tu descanso y volver aún mejor para tu próxima sesión!



1. Dale espacio a tus músculos para repararse. El músculo no se construye entrenando, sino descansando


Cuando realizas entrenamiento de fuerza o cardio de alto esfuerzo, creas pequeños desgarres en tus fibras musculares. Estos microdesgarres necesitan tiempo para sanar para que tus músculos puedan crecer más fuertes. En lugar de exigirte demasiado todos los días, alterna entrenamientos duros con actividades más suaves o días libres. Esto podría significar hacer una sesión desafiante de levantamiento de pesas el lunes y luego una caminata rápida o yoga ligero el martes. Un ritmo simple como ese puede ayudar a mantener a raya la fatiga (y las posibles lesiones). Escucha a tu cuerpo y adáptate a lo que funcione para ti con el tiempo.



2. Abordar el equilibrio hormonal y los niveles de estrés. El sobreentrenamiento eleva el cortisol… y eso puede hacerte ganar grasa


Una vez que tienes más de 40 años, hormonas como el estrógeno, la progesterona y el cortisol pueden tener un mayor impacto en la rapidez con la que te recuperas del ejercicio (para bien o para mal). El cortisol elevado, a menudo causado por estrés crónico, puede interferir con la reparación muscular y empujar al cuerpo a retener grasa rebelde. Mantener el equilibrio hormonal puede ser tan sencillo como dormir lo suficiente, aprender a controlar el estrés diario y alimentarte con alimentos ricos en nutrientes. Si tienes poco sueño, incluso la mejor rutina de ejercicios puede resultar agotadora. Prioriza el descanso de calidad y no subestimes los pequeños hábitos para aliviar el estrés, como escribir un diario, meditar suavemente o tomar una taza de té de hierbas relajante antes de acostarte.



3.⁠ ⁠Dormir mejor, rendir mejor


Un buen descanso entre entrenamientos (y un sueño de calidad) mejora:

• Tu energía durante el día

• Tu rendimiento en el próximo entrenamiento

• Tu recuperación muscular

• Tu salud hormonal


Esto se traduce en menos antojos, mejor humor, mejor digestión y más motivación.



4. Utiliza técnicas de recuperación activa


La recuperación no significa quedarse tirada en el sofá durante días seguidos, aunque un verdadero día de descanso de vez en cuando puede ser exactamente lo que necesitas. La recuperación activa implica un movimiento de baja intensidad que promueve el flujo sanguíneo sin forzar demasiado los músculos. Piensa en estiramientos suaves, caminatas tranquilas o un paseo corto en bicicleta a un ritmo relajado. Este tipo de actividades ayudan a eliminar los desechos metabólicos de los músculos y aportan nutrientes que ayudan en el proceso de reconstrucción. Si prefieres un poco más de estructura, considera una clase de yoga reparadora que se centre en la respiración y la movilidad de las articulaciones. Te sorprenderá lo renovada que te sentirás después y cuánto mejor irá tu próximo entrenamiento intenso.



5. Aliméntate e hidrátate para una recuperación más rápida


La proteína es esencial para la reparación muscular, y esto es especialmente cierto a medida que nuestros cuerpos envejecen. Asegúrate de incluir suficiente proteína en tus comidas diarias, ya sean carnes magras, lácteos, huevos, frijoles o cualquier otra fuente de proteína de origen vegetal. Los carbohidratos también juegan un papel vital en la reposición de las reservas de glucógeno que tu cuerpo utiliza para alimentar los entrenamientos, ¡así que no los descartes! Elige cereales integrales, frutas y verduras para mantener estable tu energía sin que tus niveles de azúcar en sangre se disparen.


El agua es otro elemento clave que se pasa por alto en la recuperación después del entrenamiento; Mantenerte hidratada ayuda a transportar nutrientes a los músculos, regular la temperatura corporal y mantener la salud general. Si el agua sola te aburre, agrega infusiones de fruta o unas rodajas de pepino pueden hacerla más tentadora.


También te recomiendo agregar electrolitos a tu agua para una hidratación óptima. Mis electrolitos favoritos


El descanso es parte del plan. Es el momento en que tu cuerpo reconstruye, regula hormonas, recupera energía y se prepara para avanzar. Así que si quieres resultados sostenibles y cuidar tu salud a largo plazo, abraza el descanso como parte esencial de tu transformación.



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