Por qué el Estrés nos hace comer de más?
- Jessica Torre
- 4 jun
- 5 Min. de lectura

La conexión silenciosa entre tus emociones, tus hormonas… y la comida
Hay una razón por la que se llama "comida reconfortante"
¿Alguna vez te has sorprendido buscando comida sin tener hambre real?
¿Te descubres comiendo de pie, con prisa, o abriendo la alacena para ver "qué te encuentras"?
Cuando la vida se siente dura, la gente recurre a la comida y esto ocurre más veces de las que nos gustaría.
Es por eso que el comer emocionalmente es el reto de nutrición más grande.
No es difícil entender por qué. Comer se siente bien. Como resultado, la comida ofrece una solución bastante buena, aunque muy temporal, a nuestro sufrimiento.
Piénsalo de esta manera: cuando “comes por estrés”, estás usando los alimentos para resolver un problema (ansiedad, dolor, pena, incomodidad). Solo que es un problema que la comida no puede resolver.
Además, la mayoría de las personas que experimentan comer emocionalmente se sienten atrapadas y culpables después, lo que perpetúa el comportamiento.
Pero aquí está la cuestión: comer emocionalmente puede ser tan automático que ni siquiera sabemos qué lo está desencadenando.
Y si estás en tus 40 o más, este ciclo puede ser aún más intenso.

🌪️ ¿Qué pasa en tu cuerpo cuando vives estresada?
Cuando estás bajo estrés (emocional, mental, físico o incluso inflamatorio), tu cuerpo activa su modo de supervivencia.
Esto significa que produce más cortisol, la hormona del estrés.
A corto plazo, el cortisol te ayuda a mantenerte alerta.
Pero cuando se queda elevado por días, semanas o incluso meses… los efectos empiezan a sentirse en todas partes, especialmente en tu relación con la comida.
⚠️ ¿Cómo el estrés te hace comer de más?
Aquí te explico lo que sucede detrás de escena:
1. Cortisol elevado = más antojos
El cortisol te impulsa a buscar energía rápida.
¿De qué tipo? Carbohidratos simples, azúcares, comida reconfortante.
Tu cuerpo cree que necesita combustible para huir… aunque solo estés respondiendo correos.
2. Tu hambre emocional se disfraza de hambre física
Estás agotada, abrumada o irritada. ¿Qué haces? Comes.
No porque tu estómago lo pida, sino porque tu cerebro quiere consuelo.
3. Pierdes sensibilidad a la saciedad
El estrés afecta la comunicación entre tus hormonas del apetito: la grelina (hambre) y la leptina (saciedad).
Resultado: Comes más y te cuesta detenerte.
4. Aumenta la grasa abdominal
El cortisol crónico favorece el almacenamiento de grasa, especialmente en la zona del abdomen.
Y eso alimenta otro ciclo: más grasa → más frustración → más estrés → más antojos.

😔 “Sé que no tengo hambre… pero igual como”
Este es uno de los mensajes que más escucho en mis clientas.
Y no es falta de voluntad.
Es un desequilibrio entre lo que tu cuerpo siente y lo que realmente necesita.
Especialmente en la perimenopausia, donde tus hormonas ya están en una montaña rusa, el estrés emocional se vuelve un gatillo silencioso para el descontrol alimenticio.
Si te pasa esto, aquí hay un enfoque que podría ayudarte:
Date permiso para comer en exceso.
Suena extraño, pero puede ayudar a identificar los desencadenantes muy específicos (ciertas situaciones, personas y emociones) que te llevan a perder el control.
Aquí hay un escenario que describe lo que le pasa a muchas personas.
Imagina que todos los martes por la tarde te encuentras rebuscando en una caja de galletas Oreo.
O un galón de Helado.
O una bolsa de Tostitos y un recipiente de dip.
Acabas de “arruinar tu dieta” nuevamente, a pesar de que te sentiste totalmente en control cuando almorzaste un par de horas antes.
Te sientes frustrada y avergonzada, y siempre te preguntas cómo sucedió.
Pero si realmente comenzaste a prestar mucha atención, es posible que tengas una epifanía: también es el día que tienes más carga de trabajo, más vueltas con los niños...
Misterio resuelto.
Entonces, ¿qué haces, exactamente?
La próxima vez que tengas ganas de comer por estrés, trátalo como un experimento.
Así que sí, adelante y come en exceso.
Al principio se sentirá contradictorio.
Incómodo incluso.
Pero velo como una experiencia de aprendizaje, un paso necesario en el proceso. (Además, hay peores formas de aprender).
Y…
Toma nota.
Nota importante: Esta es una zona libre de juicios.
El proceso te ayudará a identificar los desencadenantes, pero también comenzarás a eliminar, o al menos disminuir, cualquier culpa o vergüenza que sientas por comer en exceso.
A veces, si te “permites” comer en exceso…
De repente no se siente tan urgente.
Cuando ya no está prohibido, el deseo intenso por una caja entera de galletas a veces se convierte en un deseo más manejable por solo una o dos.
Así que trata de observar tu experiencia de la manera más neutral posible.
Si tienes problemas...
Imagina que eres un científico que recopila datos sobre otra persona.
Después, revisa tus anotaciones. ¿Que notaste?
¿Hay algún patrón o momento 'a-ha' que te llame la atención?
Tal vez notes que te diriges a la despensa justo después de salir de una estresante conferencia telefónica de dos horas de duración.
Y te das cuenta de que has estado haciendo eso casi todos los días durante… semanas.
Es posible que tengas que hacer este experimento varias veces antes de que los factores desencadenantes se vuelvan evidentes.
Esta bien.
Si esto sucede, haz todo lo posible por no obsesionarte con la decisión de comer o no comer.
En su lugar, concéntrate en aprender más sobre tu propio comportamiento y mantén las notas de tu hoja a mano para que puedas agregarlas según sea necesario.
Una vez que estés al tanto del desencadenante, decide qué hacer al respecto.
Si es algo que puedes evitar, genial.
Si tu desencadenante no es algo que puedas cambiar o evitar, a veces, el simple hecho de ser consciente de que estás experimentando un desencadenante puede ayudar.

🧠 Una vez que identifiques los desencadenantes, ¿Cómo cortar este ciclo?
Aquí tienes un enfoque integral, probado y realista:
✅ 1. Regula tu estrés, no solo tu plato
• Empieza con 5 minutos de respiración consciente al día.
• Sal a caminar sin celular.
• Practica journaling o gratitud por las mañanas.
• Duerme mejor: no es lujo, es medicina hormonal.
✅ 2. Equilibra tus comidas para calmar tu sistema nervioso
Cuando comes suficiente proteína + grasa + fibra, tu cuerpo se siente seguro, nutrido y estable.
Y eso reduce la necesidad de “comer por ansiedad”.
✅ 3. Haz del movimiento un antídoto, no un castigo
El ejercicio inteligente (fuerza, caminar, movilidad) baja el cortisol y mejora tu relación con tu cuerpo.
No necesitas matarte en el gym. Necesitas moverte con intención.
💬 ¿Y si dejaras de pelear con tu cuerpo y empezaras a escucharlo?
La próxima vez que sientas el impulso de comer sin hambre, pregúntate:
“¿Esto es físico… o emocional?”
Y si es emocional, recuerda: la comida puede calmarte 5 minutos… pero no soluciona lo que te abruma.
Te invito a probar mi enfoque de salud integral y balance hormonal para mujeres 40+.
🎁 Prueba mi programa de Pérdida de Grasa y Balance Hormonal por 5 días!
Del 16-20 de Junio aprende las estrategias y prueba las herramientas para activar tu metabolismo, regular tus hormonas y dejar atrás el ciclo de ansiedad y descontrol.
📣📣 SÓLO $20 DÓLARES!
Da click en el siguiente botón para unirte!
Comments